Cómo afecta el cambio climático a los ciclos de siembra y cosecha en México

April 19, 2025, Agricultura Noticias

El clima ya no es el de antes

Pregúntale a cualquier productor con más de veinte años sembrando y te dirá lo mismo: “ya no sabemos cuándo va a llover”. Y es cierto. El cambio climático ha alterado los patrones de lluvia, temperatura y humedad en casi todo el país. Donde antes llovía en mayo, ahora cae el primer aguacero en julio. Donde la cosecha era segura en octubre, ahora hay heladas tempranas o sequías prolongadas. El campo ya no se guía por los mismos tiempos, y eso tiene consecuencias directas en el rendimiento, la calidad y la planeación de cada ciclo.

Los nuevos riesgos de sembrar

Antes, los productores planeaban el ciclo agrícola con base en el calendario. Hoy, cada año es una apuesta. Se siembra sin saber si lloverá lo suficiente, si habrá calor fuera de tiempo, o si los cultivos aguantarán los extremos. En zonas del norte, el retraso de lluvias ha obligado a mover fechas o a dejar parcelas sin sembrar. En el sur, las lluvias llegan tan intensas que arrastran la semilla o encharcan el terreno.

Casos que ya están ocurriendo

En el Bajío, productores de maíz han tenido que retrasar hasta un mes la siembra. En Chiapas, el café se ha visto afectado por cambios en la floración debido al aumento de temperatura. En Sonora, las heladas tardías han echado a perder cosechas completas de hortalizas listas para cortar. No son predicciones: ya está pasando.

El estrés de las plantas

Los cultivos dependen de condiciones específicas para crecer sanos: temperatura estable, agua suficiente y buen manejo del suelo. Cuando eso falla, las plantas entran en “estrés”, lo que significa menor desarrollo, frutos más pequeños o incluso pérdida total. Y no hay insumo caro que lo compense si el clima no ayuda.

¿Qué puede hacer el productor?

Adaptarse. Así de claro. El clima no va a regresar a como era. Pero sí se pueden ajustar las prácticas. Algunos cambios que ya están dando resultados incluyen usar variedades más resistentes, hacer siembras escalonadas, diversificar cultivos, y ajustar la preparación del terreno para retener mejor el agua.

Calendarios que se construyen desde el campo

En lugar de seguir el calendario fijo, muchos productores están registrando año con año cuándo llueve, cómo se comportan sus cultivos y qué les funciona mejor. Esa información local, real, es más útil que cualquier manual general. Con ella, cada comunidad puede construir su propio “nuevo calendario agrícola”.

¿Y el gobierno qué está haciendo?

Existen programas de atención a emergencias climáticas y seguros catastróficos, pero no siempre llegan a tiempo ni cubren todo. Lo que hace falta es invertir en prevención, asistencia técnica real y tecnologías accesibles para el pequeño productor. Porque esperar a que el daño esté hecho es perder tiempo, dinero y comida.

El campo como termómetro del planeta

El productor sabe antes que nadie cuando el clima está cambiando. Lo ve en la tierra, en los árboles, en las cosechas. No hace falta ningún científico extranjero para saber que algo está mal. Lo importante ahora es escuchar a quienes viven del campo, fortalecer su capacidad de adaptación y reconocer que el futuro de la agricultura mexicana depende de cómo enfrentemos, desde hoy, este nuevo clima.

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