Cómo organizar un sistema de riego con baja inversión y alta eficiencia

April 22, 2025, Agricultura Noticias

El agua bien usada rinde más que el fertilizante

Uno de los mayores retos en el campo mexicano es el agua. No siempre falta, pero casi siempre se desperdicia. Muchas parcelas pierden litros valiosos por fugas, malos canales o riegos sin control. La buena noticia: no se necesita una gran inversión para tener un sistema de riego eficiente. Con organización, materiales básicos y conocimiento práctico, se puede hacer rendir el agua sin que se vaya por el suelo… literalmente.

¿Qué es un sistema de riego eficiente?

Es aquel que lleva el agua directamente a donde se necesita, en la cantidad y momento adecuados. No más, no menos. Un buen sistema reduce el desperdicio, mejora el crecimiento del cultivo y ahorra tiempo y dinero. Además, ayuda a cuidar el suelo y evita enfermedades por exceso de humedad.

Primer paso: conocer el terreno

Antes de meter mangueras, bombas o tanques, hay que observar: ¿el terreno es plano o inclinado?, ¿drena bien o se encharca?, ¿hay acceso a agua de pozo, canal o lluvia? También hay que saber cuánta agua necesita el cultivo. No es lo mismo regar maíz que hortaliza, ni en temporada seca que en lluvias irregulares.

Herramientas caseras para evaluar:

– Botellas perforadas enterradas a nivel raíz.
– Marcar zonas de mayor o menor humedad.
– Uso de palos o varillas como medidores manuales.
– Cubetas con medida para calcular consumo.

Tipos de riego accesibles y funcionales

1. Riego por gravedad bien canalizado

Ideal para terrenos planos o con ligera pendiente. Lo clave es tener canales bien hechos, con paso firme y sin filtraciones. Se pueden usar bolsas plásticas recicladas para forrar zonas críticas y evitar pérdida de agua. También se pueden usar compuertas caseras con madera o lámina.

2. Riego por goteo de bajo costo

Se puede hacer con mangueras negras o cintilla de segunda mano. Muchos productores reutilizan botellas de refresco perforadas y las entierran cerca de las plantas. Con ayuda de una tina elevada o tanque improvisado, se genera presión suficiente para alimentar las líneas de goteo.

3. Riego con aspersores caseros

Se puede adaptar una bomba de agua pequeña con tubos PVC y boquillas hechas con tapaderas perforadas. Sirve bien para cultivos de cobertura o almácigos. El truco está en controlar la presión para no desperdiciar ni dañar plantas.

Organizar el riego por zonas

No todo el terreno necesita la misma cantidad de agua. Dividir la parcela por zonas permite rotar el riego sin sobrecargar el sistema. Así, mientras una parte se riega, la otra descansa. Esto también evita charcos y mejora la eficiencia del trabajo.

Ejemplo real:

En Tlaxcala, una familia organizó su parcela de media hectárea en cuatro zonas. Usaron tambos elevados y mangueras recicladas para regar por turnos cada mañana. En tres semanas, notaron que el consumo de agua bajó un 40% y las plantas crecieron más parejas.

¿Y si no hay bomba?

Se puede usar gravedad. Si se tiene acceso a una pendiente, aunque sea ligera, el agua almacenada en tambos o tinacos puede moverse por su propio peso. También se pueden usar sistemas de sifón con mangueras, cargando una sola vez y dejando que fluya con presión natural.

El riego como trabajo colectivo

En muchas comunidades, organizar el riego no es tarea de uno solo. Se pueden hacer redes de riego entre vecinos, compartir bombas, comprar mangueras en conjunto o turnarse el uso del pozo. También se pueden hacer tequios para limpiar canales, reparar fugas o reforzar compuertas.

Aliados para mejorar el sistema

– Escuelas técnicas agropecuarias.
– Universidades con proyectos rurales.
– Programas estatales de fomento agrícola.
– ONGs y colectivos campesinos.

Muchos de ellos ofrecen asesoría gratuita o apoyo en especie (mangueras, bombas, tanques).

Invertir poco para rendir más

Un buen sistema de riego no necesita ser caro, pero sí bien pensado. La clave está en aprovechar lo que se tiene, reducir pérdidas y adaptarse al terreno. Cada litro que se ahorra es menos estrés en temporada seca y más producción al final del ciclo.

El agua es vida, y también es estrategia

Organizar el riego no solo es cuestión técnica, es una decisión estratégica. Quien cuida el agua, cuida la tierra. Y quien riega bien, produce mejor. En el campo mexicano, donde cada peso cuenta, un sistema sencillo pero eficiente puede hacer la diferencia entre una buena cosecha… y una pérdida dolorosa.

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