Subordinación, crisis y transformación del sector agropecuario para la acumulación capitalista
December 22, 2024, Agricultura Noticias
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En las últimas décadas, la necesidad de satisfacer los requerimientos alimentarios de la humanidad ha dejado de ser solo una cuestión vital para la supervivencia y se ha transformado en una oportunidad de negocio para el capital. Este cambio ha llevado a la progresiva sustitución de los modelos de producción agropecuarios tradicionales, sustentados en las características naturales de los ecosistemas y en modos de producción autosuficientes y sostenibles, por modelos de agricultura moderna globalizada. A partir de este proceso, tanto grandes como pequeñas explotaciones agrícolas quedan sujetas a los procesos de valoración del capital a nivel global.
Las decisiones sobre qué, cómo y para quién se produce, cómo se organiza la producción y la distribución de alimentos, y cómo se fijan los precios, son determinadas por grandes corporaciones multinacionales, las cuales buscan maximizar sus beneficios. Esta dinámica está gobernada y regulada por organismos internacionales como el G7, G20, la OCDE, la FAO y la OMC, y por grandes lobbies corporativos, en algunos casos aliados con grupos académicos, ecológicos y sindicales. La lógica que prevalece es la de la acumulación capitalista, donde el sector agropecuario se ve subordinado a los intereses de grandes imperios alimentarios.
El sector primario, que incluye la agricultura y la ganadería, se convierte en estratégico para el capitalismo por varias razones. Primero, proporciona seguridad alimentaria a las economías más avanzadas, permitiendo cubrir necesidades vitales a bajo costo. Segundo, produce materias primas esenciales para diversas industrias, como la textil, farmacéutica y energética. Tercero, genera una demanda propia de insumos como semillas, agroquímicos, maquinaria y tecnología. Sin embargo, este sector se encuentra siempre en el eslabón más débil de la cadena de valor global, lo que lo coloca en una situación de constante subordinación y explotación.
En Europa, la Política Agrícola Común (PAC) inicialmente promovía la soberanía alimentaria y la producción diversificada. Sin embargo, la presión de los mercados internacionales, la competencia por reducir costos de producción y las demandas de los grandes imperios alimentarios han llevado a una progresiva eliminación de las barreras arancelarias y a la globalización de la producción agropecuaria. Esta globalización ha intensificado la competitividad y ha impuesto un modelo económico basado en la reducción de costos, afectando directamente a los pequeños productores.
Los pequeños agricultores y ganaderos enfrentan una fuerte competencia que los obliga a reducir sus márgenes de beneficio. En un sector altamente atomizado, muchos productores abandonan sus actividades, especialmente en zonas de secano. Aquellos que continúan a menudo deben intensificar la producción, lo que genera ciclos de sobreproducción y caída de precios, favoreciendo a los grandes actores de la cadena, como las industrias y las grandes cadenas de distribución.
Este modelo de producción intensiva y competitiva favorece a los grandes oligopolios que dominan el mercado de insumos y la distribución comercial. Corporaciones como Walmart, Carrefour, Cargill y Bayer, junto con fondos de inversión como BlackRock, adquieren grandes extensiones de tierra y concentran la mayor parte de las subvenciones y beneficios del sistema agroalimentario. Estas dinámicas de concentración de capital y poder económico han transformado la agricultura en un negocio industrializado que requiere cada vez menos trabajo humano y que genera grandes ganancias a costa de la precarización de los pequeños productores.
En este contexto, la transformación del sector agropecuario refleja una crisis estructural en la que los grandes capitales concentran el poder y los beneficios, mientras que los productores primarios sufren la sobreexplotación y la degradación de los recursos naturales. La dependencia de las grandes corporaciones agroalimentarias y la financiarización del sector han reforzado la concentración del capital, llevando al campo a una situación de despojo y empobrecimiento progresivo.
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