Camino al rastro: lo que cuesta mover ganado en México y quién realmente gana
May 28, 2025, Ganaderia Noticias

Camino al rastro: lo que cuesta mover ganado en México y quién realmente gana
En el campo mexicano, criar ganado es solo una parte de la batalla. La otra —menos visible, pero igual de crítica— es mover ese ganado hasta el rastro. Desde la sierra hasta la ciudad, desde un rancho hasta un centro de sacrificio certificado, el camino está lleno de costos, trabas, permisos, retenes y comisiones que se quedan en manos de otros. El productor, muchas veces, es el que menos gana en toda la cadena.
La logística: más que echarlo a la jaula
Transportar ganado implica mucho más que subirlo a una camioneta. Se necesita:
- Guías de tránsito ganadero: expedidas por la SADER y vigiladas por Senasica.
- Documentación sanitaria: pruebas de tuberculosis, brucelosis y vacunación.
- Permisos de movilización: válidos solo por cierta distancia o tiempo.
- Camión adecuado: con condiciones reglamentarias, certificado y, en muchos casos, tercerizado.
Todo esto tiene un costo. Y si el productor no está en regla, los riesgos son altos: decomiso del ganado, multas o pérdida total de la inversión.
Retenes: ¿seguridad o extorsión?
En los hechos, mover ganado también implica cruzar retenes —algunos oficiales, otros no tanto— donde los transportistas son detenidos bajo cualquier pretexto. Revisión de papeles, sanitarios o simplemente “una cooperación para dejar pasar”.
Muchos ganaderos del norte, centro y sureste del país reportan que los pagos informales en carretera pueden representar hasta un 10% del costo de la venta. Si no hay “mordida”, el viaje se retrasa o se complica. Y el ganado sufre en el trayecto.
Costos reales del transporte
El precio por mover ganado varía, pero algunos datos aproximados:
- Transporte local (menos de 100 km): $1,500 – $3,000 por viaje
- Viajes interestatales: $6,000 – $12,000 dependiendo del número de animales
- Costos adicionales: papeleo, alimentación en ruta, pago de estancias temporales, sobornos, etc.
Todo esto reduce la utilidad del productor. Si vendió una res en pie por $20,000, puede terminar con $15,000 o menos en la bolsa. Y eso sin contar la inversión previa en crianza, alimentación y sanidad.
¿Quién gana más en esta cadena?
El productor, que pasó meses alimentando al animal, casi siempre recibe el margen más bajo. En cambio, quienes ganan sin criar una sola vaca son:
- Transportistas privados: fijan tarifas y muchas veces son los únicos disponibles en ciertas regiones.
- Intermediarios o “coyotes”: compran barato en el rancho y venden caro en el rastro.
- Funcionarios corruptos: que exigen cuotas por dejar pasar ganado, liberar trámites o ignorar “detalles”.
- Empresas cárnicas: que imponen condiciones de entrega, calidad y pago, dejando al productor sin poder de negociación.
El ganadero, en cambio, carga con los riesgos: si el animal se enferma, si se muere en el viaje, si no cumple requisitos… pierde.
Los rastros: otro filtro costoso
Al llegar al destino, el rastro también cobra. Hay tarifas por sacrificio, inspección sanitaria, manejo de vísceras, limpieza. Si el rastro es Tipo Inspección Federal (TIF), los costos suben, pero es obligatorio para exportar o vender a cadenas formales.
En muchos casos, los rastros TIF están lejos, lo que obliga al productor a recorrer distancias más largas, con más permisos y más costos. Algunos prefieren vender a intermediarios que ya tienen acceso a estos rastros, perdiendo control sobre el precio final.
¿Hay forma de reducir estos costos?
No es fácil, pero hay estrategias:
1. Asociarse entre productores
Si varios ganaderos se organizan, pueden contratar transporte conjunto, negociar tarifas y compartir trámites. Existen uniones ganaderas que ya lo hacen, pero no siempre están abiertas o bien administradas.
2. Invertir en trazabilidad desde el rancho
Tener todo en regla desde el inicio (aretes, vacunas, papeles) evita contratiempos y extorsiones. Puede costar al principio, pero ahorra mucho a largo plazo.
3. Exigir rutas seguras y sin abuso
Organizaciones ganaderas y cámaras locales deben presionar a autoridades para frenar retenes ilegales y extorsiones. Si no hay presión, la corrupción sigue.
El productor necesita más que discursos
Mientras se habla de autosuficiencia alimentaria o apoyo al campo, los ganaderos siguen enfrentando un sistema que los exprime en cada paso. Desde la vaca en el potrero hasta la carne empacada en la tienda, el valor se multiplica… pero nunca para quien lo empezó todo.
El transporte de ganado es una de esas partes invisibles de la cadena que define ganancias o pérdidas. Y si no se regula, si no se apoya al productor en serio, seguirá siendo una ruta en la que todos ganan… menos el que cría.
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