Desafíos del agua en el campo mexicano: sequía, sobreexplotación y captación de lluvia
June 6, 2025, Agricultura Noticias

Desafíos del agua en el campo mexicano: sequía, sobreexplotación y captación de lluvia
El agua es el recurso más determinante para la actividad agrícola. Sin embargo, en México, este elemento vital se ha convertido en uno de los principales obstáculos para la producción sostenible en el campo. Sequías prolongadas, sobreexplotación de acuíferos y mala gestión hídrica han provocado que millones de hectáreas sufran pérdidas cada año.
Mientras algunas regiones enfrentan estrés hídrico extremo, otras desperdician el agua por falta de infraestructura adecuada. A esta problemática se suman los efectos del cambio climático, que han alterado los patrones de lluvia y elevado las temperaturas. La producción agropecuaria nacional está en una encrucijada, y la gestión del agua será clave para su futuro.
Un país con contrastes hídricos
México cuenta con una disponibilidad media de agua de 3,600 m³ por habitante al año, pero la distribución es desigual. El 77% del agua superficial se concentra en el sur-sureste del país, mientras que el 75% de la población y la mayoría de la producción agrícola se ubican en el centro-norte, donde la escasez es crónica.
Esto provoca que estados como Chihuahua, Sonora, Guanajuato o Zacatecas dependan casi exclusivamente de acuíferos subterráneos, muchos de los cuales están sobreexplotados. La agricultura de riego representa el 76% del consumo de agua nacional, lo que vuelve urgente replantear el modelo de uso.
Sequías más largas y frecuentes
Según datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el 2023 cerró con más del 80% del territorio nacional en algún grado de sequía. Las afectaciones van desde pastizales secos hasta pérdida total de cultivos como maíz, frijol o forrajes para ganado.
Los factores detrás de este fenómeno son múltiples:
- Disminución de lluvias: cada año se retrasa el inicio del temporal.
- Altas temperaturas: incrementan la evapotranspiración de suelos y cultivos.
- Pérdida de cobertura vegetal: reduce la infiltración de agua al subsuelo.
Los pequeños productores son los más afectados, ya que carecen de sistemas de riego tecnificado o acceso a seguros agrícolas.
Sobreexplotación de acuíferos: un problema silencioso
Actualmente, 125 de los 653 acuíferos del país están en condición de sobreexplotación, según datos de CONAGUA. Esto significa que se extrae más agua de la que se recarga naturalmente.
El uso intensivo de pozos profundos sin regulación efectiva ha provocado:
- Descenso de niveles freáticos: se necesita excavar más hondo y consumir más energía.
- Contaminación por intrusión salina: especialmente en zonas costeras.
- Hundimientos del terreno: como ocurre en el Valle de México o Celaya.
La mayoría de los acuíferos sobreexplotados se encuentran en regiones agrícolas de alto valor económico, como La Laguna, el Bajío y el norte de Sinaloa.
Falta de captación y almacenamiento
México recibe suficiente lluvia a nivel nacional (alrededor de 1,500 mm anuales en promedio), pero más del 70% se evapora o escurre sin ser captada ni aprovechada. La escasa infraestructura para recolectar y almacenar agua de lluvia limita su uso agrícola.
La mayoría de las comunidades rurales no cuentan con:
- Estanques de captación.
- Tanques de almacenamiento.
- Sistemas de distribución por gravedad o bombeo eficiente.
Los programas de captación, aunque existen, son todavía marginales y con poca continuidad institucional.
Opciones para un manejo hídrico más eficiente
1. Riego tecnificado
El uso de sistemas como goteo, aspersión o microaspersión permite ahorrar hasta un 50% del agua frente a métodos tradicionales. Aunque el costo inicial es alto, existen apoyos gubernamentales y financiamiento rural para su adopción.
2. Cultivos resistentes a sequía
Variedades mejoradas de maíz, sorgo y leguminosas requieren menos agua y tienen mayor tolerancia al estrés hídrico. Son ideales para zonas con temporal irregular.
3. Captación de agua de lluvia
Construir bordos, ollas de agua o cisternas en techos puede garantizar agua durante los meses secos. Diversas ONGs han promovido proyectos exitosos en Oaxaca, Chiapas y Guerrero.
4. Reuso de aguas residuales tratadas
El agua de uso doméstico puede ser reutilizada en cultivos no alimentarios, reforestación o riego de forraje si se trata adecuadamente. Algunas comunidades del Edomex ya lo implementan con buenos resultados.
Política pública: entre la omisión y el asistencialismo
Si bien existen programas como “Apoyo a la Infraestructura Hidroagrícola” o “Programa de Tecnificación de Riego”, muchas veces están mal enfocados, con trámites burocráticos y sin seguimiento técnico.
Además, no hay una visión de largo plazo que conecte la política hídrica con el cambio climático y la seguridad alimentaria. Se requiere una nueva estrategia nacional con enfoque territorial, participación campesina y financiamiento suficiente.
La gestión comunitaria como solución
Algunas comunidades rurales han logrado gestionar con éxito sus recursos hídricos a través de comités de agua, reglas internas y sistemas colectivos de captación. Estos modelos deben ser reconocidos y fortalecidos, ya que demuestran que la solución no siempre viene de arriba, sino desde el territorio.
En regiones como la Mixteca o los Altos de Chiapas, estos sistemas han permitido que los productores mantengan sus cosechas, incluso en años de sequía.
El agua será el nuevo eje de la agricultura
La disputa por el agua ya es una realidad en el campo mexicano. No se trata solo de tener más lluvias o perforar más pozos. La clave está en gestionar el recurso con inteligencia, equidad y participación social.
Garantizar agua suficiente y limpia para la producción agrícola no solo es una cuestión técnica, sino de justicia rural y soberanía alimentaria. Porque sin agua no hay milpa, ni ganado, ni futuro posible en el campo mexicano.
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