El agua ya no alcanza: cómo se están secando los sistemas de riego en zonas productoras clave
May 24, 2025, Agricultura Noticias

El agua ya no alcanza: cómo se están secando los sistemas de riego en zonas productoras clave
Los canales están vacíos. Las presas están en niveles críticos. Los sistemas de riego que antes garantizaban producción estable hoy apenas logran mojar la mitad de la parcela. En regiones clave como el Bajío, la Comarca Lagunera, Sinaloa o Sonora, el agua de riego ya no está asegurada. Y eso tiene consecuencias graves: menor producción, pérdida de cultivos, crisis económica para miles de productores y comunidades enteras.
El campo productivo depende del agua controlada
En México, hay casi 85 distritos de riego que, en conjunto, abastecen millones de hectáreas agrícolas. Estos sistemas fueron diseñados para distribuir agua de forma equitativa desde presas, pozos o ríos mediante canales y compuertas. Son la base del modelo agroexportador: permiten sembrar dos o tres ciclos por año, asegurar calidad y volumen, y competir en el mercado nacional e internacional.
Pero ahora, muchos de estos sistemas operan al mínimo. Y cuando el riego falla, todo lo demás cae: el rendimiento baja, los costos suben, las plagas aumentan y los cultivos no se salvan. El productor pierde, el mercado se encarece y el consumidor lo resiente.
Sequía prolongada y sobreexplotación
La crisis hídrica actual no es solo falta de lluvia. Es también resultado de décadas de sobreexplotación, mal manejo y abandono de infraestructura. Muchos canales están colapsados, las bombas no funcionan, las válvulas están oxidadas. Y mientras tanto, las presas siguen bajando. En 2024, presas clave como la Lázaro Cárdenas (en Michoacán), El Novillo (en Sonora) y La Boquilla (en Chihuahua) registran niveles históricamente bajos.
Además, la extracción descontrolada de agua subterránea agrava el problema. Los mantos freáticos bajan cada año, y los pozos ya no dan abasto. El resultado: riegos incompletos, calendarios atrasados y ciclos agrícolas que se pierden antes de comenzar.
Impacto directo en la producción
- En Sinaloa: se recortaron hasta 40% de las superficies destinadas a maíz blanco por falta de volumen autorizado.
- En Guanajuato y Querétaro: productores de hortalizas han reducido su producción a la mitad por falta de riego garantizado.
- En La Laguna: miles de hectáreas destinadas a alfalfa han quedado sin sembrar, afectando la cadena lechera.
Y cuando el agua no se reparte de forma justa, aparecen los conflictos: usuarios que se adelantan, tomas clandestinas, riego en horarios no autorizados y confrontaciones entre módulos de riego. La CONAGUA, rebasada, apenas responde.
¿Quién decide cuánta agua se usa?
La distribución del agua en distritos de riego se define a través de los Comités Hidráulicos, donde participan representantes de los módulos de riego, técnicos y la CONAGUA. Pero en la práctica, muchas decisiones son opacas, influenciadas por grupos fuertes o alejadas de la realidad del pequeño productor.
Además, muchos módulos de riego han sido cooptados por liderazgos que no transparentan el manejo del recurso ni de los recursos financieros. Esto genera desconfianza, mal uso del agua y abandono de cientos de productores que simplemente ya no pueden competir.
Soluciones que ya no pueden esperar
1. Rehabilitar infraestructura hidráulica: canales revestidos, válvulas nuevas, mantenimiento constante. Lo viejo ya no sirve.
2. Tecnificación real del riego: uso de aspersión, goteo, sensores y automatización. No solo repartir tubos, sino capacitar y dar seguimiento.
3. Transparencia en módulos de riego: elecciones internas limpias, auditorías y participación real de usuarios pequeños.
4. Gestión sustentable del agua subterránea: monitoreo, regulación y cierre de pozos ilegales. Si se agota el manto, no hay futuro.
5. Cambio de cultivos según disponibilidad: no se puede seguir sembrando como antes. Hay que ajustar la producción a lo que el agua permite.
Los programas oficiales no alcanzan
PROAGUA, MASAGRO, Tecnificación de Riego y otros programas han existido, pero sus alcances son limitados. Muchos trámites son lentos, con reglas poco claras y mal adaptadas a la urgencia actual. Se requiere una política nacional de rescate hídrico para el campo, no solo apoyos dispersos.
También hace falta voluntad política para poner orden. Hoy se permite que empresas agroindustriales con más recursos acaparen agua, mientras pequeños productores no pueden regar ni una hectárea. Sin equidad, no hay sustentabilidad posible.
El agua es producción, pero también es justicia
Cuando el agua no llega, el campo se apaga. No es solo una cuestión técnica, es una cuestión social. Porque el acceso al riego define quién puede sembrar, quién puede vender, quién puede seguir en el campo. Y si no se resuelve pronto, el éxodo rural será cada vez mayor.
Producir alimentos sin agua no es viable. Y dejar que el sistema colapse es una forma de rendirse. Pero en el campo nadie se rinde fácil. Solo se exige lo justo: agua limpia, a tiempo, suficiente y distribuida con equidad.
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