Estrategias que están usando pequeños productores para acceder a mercados locales
June 10, 2025, Agricultura Noticias

Uno de los mayores desafíos para los pequeños productores del campo mexicano no es solo cultivar, sino vender con justicia sus productos. Durante décadas, los intermediarios, la falta de infraestructura y la desigualdad en el acceso a canales de comercialización han limitado la rentabilidad de quienes trabajan la tierra. Sin embargo, en distintas regiones del país, los campesinos están aplicando estrategias concretas para colocarse mejor en los mercados locales y recuperar parte del valor que históricamente se les ha arrebatado.
Rompiendo la dependencia de los intermediarios
El “coyotaje” sigue siendo una realidad en muchas zonas rurales: intermediarios que compran barato y venden caro, dejando al productor con la mínima ganancia. Para romper esta cadena, algunos grupos campesinos han optado por la venta directa en tianguis locales, mercados regionales o ferias agroalimentarias organizadas por ellos mismos.
Esta estrategia permite mejorar el precio de venta y establecer una relación más cercana con el consumidor. En estados como Tlaxcala, Morelos y Oaxaca, los mercados campesinos organizados los fines de semana son ya una vía clave de ingreso para cientos de familias productoras.
Venta en redes sociales y WhatsApp
Sin necesidad de grandes inversiones, algunos productores han comenzado a utilizar Facebook, WhatsApp o incluso TikTok para promocionar y vender sus productos. Este canal les permite llegar directamente a consumidores de su comunidad o de ciudades cercanas, eliminando intermediarios y adaptándose a los hábitos digitales actuales.
Por ejemplo, en municipios de Puebla y Guanajuato, grupos de productores de hortalizas y huevo de rancho han formado chats comunitarios donde cada semana informan qué tienen disponible, coordinan entregas y reciben pedidos. Esta forma de venta ha probado ser eficaz, sobre todo cuando hay consistencia y cumplimiento.
Canastas comunitarias y entregas a domicilio
Inspirados en modelos de economía solidaria, varios grupos han comenzado a ofrecer canastas semanales con productos frescos del campo. Estas canastas se entregan en puntos fijos o directamente a domicilio, lo que facilita la compra para consumidores urbanos interesados en alimentos locales, frescos y de temporada.
Esta estrategia ha funcionado especialmente bien en zonas periféricas de ciudades medianas, donde hay demanda de productos sin intermediación. Además, permite planificar la siembra con base en la demanda real y reducir desperdicios.
Asociación entre productores
Cuando los productores se organizan en cooperativas o grupos, tienen mayor capacidad para negociar precios, compartir transporte y acceder a puntos de venta más formales. La unión les permite reunir volúmenes suficientes para abastecer a restaurantes, tiendas locales o incluso escuelas.
En Chiapas y Michoacán, por ejemplo, agrupaciones de mujeres campesinas han logrado colocar sus productos en tiendas ecológicas o puntos de venta directa en cabeceras municipales, con acuerdos claros y precios estables.
Acceso a programas municipales y estatales
Algunos gobiernos locales han comenzado a implementar políticas de compras públicas a productores locales para surtir programas alimentarios, desayunos escolares o comedores comunitarios. Estos esquemas permiten asegurar ventas constantes y fortalecer la economía del campo cercano a la ciudad.
Sin embargo, muchos productores desconocen estos programas o no cumplen con requisitos administrativos básicos, como facturación o registro sanitario. Capacitarse en estos aspectos ha sido clave para quienes han logrado participar.
Infraestructura básica compartida
Otra estrategia es el uso comunitario de infraestructura: cámaras frías, centros de acopio o transporte compartido. Esto reduce costos logísticos y permite preservar la calidad del producto hasta el momento de la venta.
En Baja California y Nayarit, grupos de productores de mango y papaya han logrado mantener mejores precios al contar con centros donde se clasifican y empacan los frutos, aumentando el valor del producto antes de llevarlo al mercado.
Desafíos persistentes
A pesar de estas estrategias, los pequeños productores siguen enfrentando obstáculos importantes: falta de acceso a financiamiento, desconocimiento sobre precios reales del mercado, competencia desleal y regulaciones complicadas para vender en canales formales.
La falta de tiempo y recursos para capacitarse, así como el desgaste de hacer todo (producir, vender, distribuir), pone un límite real a la capacidad de muchos para crecer comercialmente. Por eso, las soluciones más efectivas son aquellas que se construyen colectivamente, con apoyos técnicos y acompañamiento continuo.
Consumidores más conscientes, parte del cambio
El éxito de estas estrategias también depende del consumidor. Cada vez más personas valoran saber quién produjo lo que consumen, cómo se cultivó y bajo qué condiciones. Esta conciencia abre oportunidades para los productores locales que se presentan con transparencia, calidad y constancia.
Elegir comprar directamente del campesino no solo mejora su ingreso: también fortalece economías locales, reduce el impacto ambiental del transporte y mantiene vivas tradiciones agrícolas adaptadas al entorno.
Del surco al mercado, con dignidad
Acceder al mercado no debería ser un privilegio ni un acto heroico. Los pequeños productores están demostrando que, con organización, creatividad y apoyo, pueden salir de la sombra y ocupar el lugar que les corresponde como actores económicos fundamentales del país.
El campo mexicano tiene mucho que ofrecer. Solo necesita condiciones justas para hacerlo con dignidad.
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