Ganado en época de sequía: manejo del agua y la alimentación

April 23, 2025, Ganaderia Noticias

La sequía no avisa, pero siempre regresa

Cada año, miles de productores ganaderos en México enfrentan el mismo problema: la temporada seca llega más fuerte, más larga y más impredecible. Sin agua suficiente, sin pasto fresco y con temperaturas altas, mantener el ganado se vuelve un reto diario. Pero con buena planeación y estrategias prácticas, es posible minimizar pérdidas, proteger al hato y salir adelante.

Agua: lo más urgente y lo más escaso

El ganado puede soportar días sin comida, pero no sin agua. En época de sequía, el consumo de agua aumenta por el calor, y las fuentes naturales bajan o se secan. Por eso, lo primero es garantizar el abasto mínimo necesario, aun si es limitado.

Consejos prácticos:

  • Instalar tinacos o tanques de almacenamiento cuando hay agua disponible.
  • Recolectar agua de lluvia en techos, lonas o canaletas improvisadas.
  • Evitar que el agua quede estancada al sol; buscar sombra o cubrir los depósitos.
  • Reducir el desperdicio usando bebederos automáticos o recipientes pequeños y limpios.

Pastura seca, ganado débil

En temporada seca, el pasto natural se agota o pierde nutrientes. Si el ganado sigue en libre pastoreo sin rotación ni suplementación, empezará a bajar de peso y enfermar. No hay que esperar a ver las costillas del animal para actuar.

¿Qué darles de comer cuando no hay pasto?

Rastrojos almacenados: guardar esquilmos agrícolas desde la cosecha (maíz, sorgo, caña).
Forraje ensilado: preparar silo en bolsas, tambos o zanjas.
Bloques multinutricionales: se pueden hacer con melaza, urea, sal y minerales.
Alimento alternativo: hojas de mezquite, nopales cocidos, cáscaras de frutas o pan duro (con moderación).

Ejemplo práctico:

Un pequeño productor en Zacatecas mezcló rastrojo de maíz con melaza y sal mineral. Con eso logró mantener 10 vacas durante 3 meses sin acceso a pasto verde, reduciendo el gasto en alimento comercial.

Reducir el gasto energético del ganado

En calor extremo, los animales usan más energía para mantenerse frescos. Esto baja su rendimiento. Para ayudarles:

  • Colocar sombra natural o techos ligeros en los corrales.
  • Reducir traslados largos a los abrevaderos.
  • Evitar mover al ganado en horas de más calor (12–4 pm).

Cuida más, aunque produzcas menos

En sequía no se trata de producir más, sino de conservar lo que ya se tiene. Es preferible mantener menos animales bien alimentados y sanos, que sostener muchos en malas condiciones. Si es necesario, vender parte del hato a tiempo puede evitar pérdidas mayores después.

Salud animal: la sequía también enferma

Con poco alimento y agua, el sistema inmunológico del ganado baja. Aparecen enfermedades digestivas, parasitosis y golpes de calor. Es importante:

  • Desparasitar antes de la temporada seca.
  • Revisar signos de deshidratación (ojos hundidos, lengua seca, orina escasa).
  • Tener a la mano electrolitos orales caseros (agua + azúcar + sal).

Apoyo y organización comunitaria

En muchas zonas, los ganaderos se organizan para compartir pozos, traer pipas, comprar insumos en grupo o pedir apoyos oficiales. Algunas asociaciones ganaderas ya cuentan con silos colectivos o reservas forrajeras. No es necesario aguantar solo: la organización salva animales.

¿Y los apoyos del gobierno?

Algunos estados activan programas emergentes en época de sequía: subsidios para alimento, rehabilitación de pozos, entrega de tanques. Hay que estar atentos a los avisos de SADER estatal o municipal, y cumplir con los requisitos básicos (registro de ganado, padrón, etc.).

Planear hoy para no perder mañana

La sequía ya no es una excepción: es parte del calendario. Por eso, cada productor debe tener su propio plan anual, aunque sea sencillo. Guardar forraje, tener reservas de agua, prever ventas anticipadas y organizarse localmente puede marcar la diferencia entre sobrevivir y quebrar.

El ganado no aguanta solo, necesita tu estrategia

No se trata de tener más animales, sino de saber mantenerlos. En tiempos difíciles, el productor que piensa, adapta y se organiza es el que sobrevive. Y eso, en el campo, vale más que cualquier subsidio.

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