Manejo de pariciones en ranchos medianos: prácticas que reducen pérdidas y mejoran la cría

June 13, 2025, Ganaderia Noticias

El manejo adecuado de las pariciones es uno de los factores más importantes para garantizar la rentabilidad de los ranchos medianos en México. Cada cría perdida representa no solo una inversión desperdiciada, sino también un retroceso en el objetivo de mejorar genéticamente el hato y asegurar la producción a largo plazo. Por eso, cada vez más ganaderos están adoptando prácticas específicas que permiten atender mejor el momento del parto, reducir complicaciones y asegurar que tanto la vaca como el becerro salgan adelante.

Monitoreo y registros previos al parto

Todo comienza semanas antes. Un buen manejo de pariciones implica llevar registros claros de la fecha de monta o inseminación, la edad de las vacas y el estado corporal. Esta información permite estimar con precisión cuándo ocurrirá el parto y si existen riesgos particulares, como partos dobles, dificultad por tamaño del feto o historial de retención placentaria.

En muchos ranchos medianos, los ganaderos marcan visualmente a las hembras gestantes o las separan en corrales especiales cuando se acerca la fecha estimada. Esto permite brindar vigilancia más cercana sin alterar al resto del hato.

Condiciones adecuadas en el lugar de parto

Un error común es permitir que las vacas paran en cualquier parte del potrero, sin condiciones mínimas de higiene o seguridad. En cambio, los ranchos que han reducido sus pérdidas suelen destinar una zona específica para pariciones, con sombra, buena ventilación, acceso a agua limpia y piso seco o cubierto de paja.

También se mantiene la zona libre de objetos que puedan causar lesiones al becerro al nacer y se limita el acceso a otros animales que puedan estresar a la vaca o interferir en el parto.

Vigilancia sin intervenir de más

Durante el parto, el equilibrio está en observar sin intervenir innecesariamente. Una vaca sana, bien alimentada y con experiencia generalmente puede parir sin problemas. Sin embargo, se debe estar atento a signos de dificultad: contracciones sin avance por más de 2 horas, posturas anormales del becerro o expulsión parcial de miembros sin progresión.

En estos casos, una intervención oportuna puede salvar la vida del becerro y evitar daños internos en la vaca. Los ganaderos más experimentados saben cuándo actuar directamente y cuándo llamar al veterinario para una atención especializada.

Atención inmediata al becerro

Una vez que nace, el becerro necesita atención rápida. Limpiar sus fosas nasales, asegurarse de que respire correctamente y dejar que la madre lo lama son pasos esenciales. Si el clima es frío o el becerro está débil, se puede aplicar calor artificial y ayudarlo a mantenerse en pie.

Uno de los factores más críticos es garantizar que el becerro reciba calostro en las primeras dos horas de vida. Esta primera leche contiene anticuerpos que lo protegerán durante semanas. Si la madre rechaza al becerro o no produce suficiente calostro, se debe tener un banco de calostro o usar sustitutos comerciales.

Revisión de la madre post-parto

Después del parto, también es clave revisar a la vaca: comprobar que haya expulsado la placenta por completo, que no presente fiebre o inflamación y que su ubre esté sana. Una buena hidratación, sombra y descanso ayudarán a que se recupere más rápido y retome su ciclo reproductivo en menos tiempo.

Algunos ranchos también aprovechan este momento para aplicar refuerzos vacunales, vitaminas o desparasitantes, según el calendario sanitario.

Registros y evaluación continua

Llevar un registro de cada parición —fecha, sexo del becerro, peso al nacer, dificultad del parto, intervención necesaria— permite detectar patrones y tomar decisiones sobre el manejo futuro. Por ejemplo, si una vaca presenta problemas recurrentes, puede no ser apta para seguir en el hato reproductivo.

También es útil para seleccionar los mejores vientres y toros en función de la facilidad de parto, crecimiento del becerro y comportamiento de la madre.

Capacitación del personal: una inversión clave

En muchos ranchos medianos, el éxito del manejo de pariciones depende del personal que está al pie del corral. Capacitar a vaqueros y encargados en la detección de celo, signos de parto y primeros auxilios al becerro es una inversión que se recupera rápidamente.

Además, contar con protocolos sencillos y claros evita errores, agiliza la atención y da confianza al equipo para actuar correctamente en cada caso.

Reducción de pérdidas como estrategia de rentabilidad

Las pariciones mal manejadas no solo afectan al becerro. También comprometen la salud reproductiva de la vaca, retrasan su siguiente ciclo y reducen la eficiencia del hato. Por eso, cada animal que nace sano, se cría bien y llega al destete sin complicaciones representa un avance directo en la rentabilidad del rancho.

Los ranchos que controlan mejor sus pariciones tienden a tener menores gastos veterinarios, mayor tasa de destete, mejores pesos al nacimiento y animales más vigorosos para venta o engorda.

Prepararse para cada temporada

Ya sea en clima seco o húmedo, en sierra o costa, el manejo de pariciones puede adaptarse a las condiciones locales si se planea con anticipación. Con prácticas sencillas pero bien ejecutadas, los ranchos medianos pueden dar un salto en productividad sin necesidad de grandes inversiones, solo con conocimiento, atención y constancia.

Al final, cada nueva vida bien recibida en el corral es el resultado de un trabajo cuidadoso y una oportunidad concreta para fortalecer el futuro de la ganadería mexicana.

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